Maduro responde a Uribe: tensiones en la frontera por llamada a intervención militar en Venezuela


Desde la frontera colombo-venezolana, en Cúcuta, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez lanzó un llamado que resonó con la contundencia de una bomba política: “Pedimos una intervención militar internacional para desalojar la dictadura”. Lo que para sus seguidores era un acto de valentía y firmeza contra el gobierno de Nicolás Maduro, para otros fue un eco de los discursos que, durante años, han agudizado las tensiones entre dos naciones hermanas.


Un choque de líderes, un abismo ideológico

La respuesta del presidente venezolano Nicolás Maduro no tardó en llegar. Con su característico tono encendido, arremetió contra Uribe calificándolo de "triste personaje paramilitar y narcotraficante" y lo desafió a un enfrentamiento directo: “Cobarde, ven tú al frente de la tropa. Alvaro Uribe Te espero en el campo de batalla”. Yván Gil, canciller de Venezuela, fue aún más lejos, sugiriendo que el exmandatario debería abandonar Sudamérica en un plazo de 48 horas.

El cruce de declaraciones revivió viejos resentimientos en la frontera, una región donde las palabras de líderes como Maduro y Uribe no son solo discursos lejanos, sino realidades que afectan profundamente a sus habitantes.

Una frontera herida

Cúcuta, ciudad que ha sido el epicentro de tensiones y reconciliaciones entre ambos países, presenció una polarización evidente. Mientras algunos simpatizantes del Centro Democrático apoyaron la propuesta de Uribe, muchos cucuteños expresaron su rechazo. En algunos lugares, el exmandatario fue recibido con abucheos y huevos. La memoria del cierre fronterizo de 2015, cuando las tensiones entre ambos gobiernos alcanzaron su punto más crítico, sigue fresca.

Durante esos años, miles de familias fueron separadas, los empleos se esfumaron, y las oportunidades de desarrollo se estancaron. “Volver a un cierre sería catastrófico”, comentó un comerciante cucuteño.

Las redes sociales no tardaron en convertirse en un campo de batalla. Venezolanos y colombianos, residentes en la frontera, acusaron a Uribe y a su comitiva de insensibilidad. “No saben lo que es pasar hambre durante un cierre de frontera. Hablan de guerra porque no les afecta a ellos, pero aquí la pagamos nosotros”, escribió un usuario en X.

El eco de la guerra

Los senadores que acompañaron a Uribe —Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Miguel Uribe Turbay y Andrés Guerra— también fueron objeto de críticas. Se les acusó de desconocer las realidades fronterizas y de jugar con el sufrimiento de quienes habitan esa región. “Promover una intervención militar es promover la guerra, la muerte y la violación de derechos humanos”, señaló un líder comunitario.

A través de redes sociales, varios ciudadanos calificaron la propuesta de Uribe como irresponsable, señalando que una intervención militar traería guerra, violaciones de derechos humanos y un impacto devastador para la soberanía nacional. “No saben lo que se padece en la frontera. Es fácil pedir guerra desde una posición cómoda, pero quienes vivimos aquí sabemos lo que significa un cierre de frontera: hambre, desempleo y sufrimiento”, expresó un habitante de Cúcuta en redes sociales.

Gustavo Petro: un llamado a la hermandad

El presidente Gustavo Petro, desde Bogotá, buscó calmar las aguas con un mensaje conciliador. “No me pidan que ayude a bloquear a un pueblo hermano con el hambre, que será nuestra propia hambre”, afirmó, subrayando la importancia de las relaciones fronterizas para ambas naciones.

Petro también recurrió a un tono más reflexivo al citar la Biblia: “¿No se leyeron la historia de Caín? Dejen de pensar en la muerte de hermanos”. Su mensaje, respaldado por un sector que aboga por el diálogo y la reconciliación, contrasta con las declaraciones incendiarias de Uribe.

La frontera, rehén de la política

Mientras los líderes cruzan declaraciones, los habitantes de la frontera viven con la incertidumbre de lo que vendrá. Temen que los discursos cargados de odio y violencia se traduzcan en políticas que, una vez más, los releguen al olvido y al sufrimiento.

Para ellos, no se trata de apoyar a un líder u otro, sino de exigir soluciones reales: empleo, estabilidad y respeto a la soberanía. Como expresó un residente: “Aquí no queremos guerra ni cierres. Solo queremos vivir en paz”.

En este cruce de palabras, la frontera sigue siendo un reflejo de las tensiones históricas entre dos países condenados a convivir, aunque muchas veces sus líderes parezcan olvidar que más allá de las ideologías, están las vidas de millones de personas. Por ahora, las comunidades fronterizas miran con preocupación cualquier escenario que pueda desatar nuevas crisis en esta región históricamente golpeada por las decisiones políticas de ambos.

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1 Comentarios

  1. Las aguas Manzas deben conservar su nivel !!! .Si sus Límites se salen habrá una catástrofe Humana incalculable .!!Colombia está en Paz y Venezuela quiere la paz!!! Es el llamado cordial del presidente Colombiano doctor Gustavo Petro .Cada Nación es Soberana .Los pueblos defienden su autonoomia y debemos respetarla

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