La madrugada del lunes 13 de enero, el sector del deprimido de la Terminal del Norte en Medellín amaneció con un mensaje potente. Un mural recién pintado, que apenas había tenido unas horas de vida, fue eliminado por orden de la Alcaldía liderada por Federico Gutiérrez. La decisión desató una tormenta de críticas y un debate en torno a los límites entre el arte, la memoria y la libertad de expresión en un país con heridas abiertas por el conflicto armado.
El mural contenía tres elementos principales. En letras grandes, la frase “Las cuchas tienen razón” rendía homenaje a las Mujeres Caminando por la Verdad, un colectivo de madres, esposas y hermanas que buscan a sus seres queridos desaparecidos en la Comuna 13. Al centro, una imagen de Margarita Restrepo, una de las figuras más emblemáticas del colectivo, acompañaba el mensaje. Finalmente, una representación distorsionada del expresidente Álvaro Uribe con la frase “Yo di la orden”, aludiendo a su posible responsabilidad en la violencia que sacudió a la Comuna 13 durante el conflicto.
El simbolismo del arte en La Escombrera
El mural no solo era una expresión artística, sino un grito de denuncia. En La Escombrera, ubicada en la Comuna 13, se presume que yacen restos de víctimas de desaparición forzada. Por casi dos décadas, las Mujeres Caminando por la Verdad han luchado para que se reconozca esta tragedia. Según Rafael Núñez, docente universitario y participante en la creación del mural, la frase “Las cuchas tienen razón” reivindica las denuncias de estas mujeres, que muchas veces fueron ignoradas o demeritadas.
Mientras se pintaba el mural, Margarita Restrepo y otras integrantes del colectivo estuvieron presentes. Fue un acto de memoria, justicia y resistencia, cargado de emoción y significado. Pero en cuestión de horas, el mural fue borrado. La decisión, ejecutada por la Alcaldía, no tardó en generar reacciones.
¿Censura o orden urbano?
El alcalde Federico Gutiérrez se defendió argumentando que apoya el arte urbano, siempre y cuando cumpla con las normas establecidas por la Mesa del Grafiti, una instancia municipal que regula este tipo de expresiones. Sin embargo, también señaló que no permitirá que “ensucien la ciudad” ni que el arte sea utilizado para “ofender a otros”.
Para Núñez, la estética no es el problema de fondo. “No es tanto si el mural es bonito o no, sino el mensaje que transmite”, explicó. El mural ocupaba un lugar estratégico, visible para quienes transitan entre el norte, el centro y el sur de Medellín. Su eliminación, en su opinión, fue un acto político para silenciar una verdad incómoda.
Rostros de líderes y defensores
asesinados en el último año en Antioquia
Este incidente no es aislado. Días atrás, otro mural con el mensaje “Nos están matando” fue borrado en la Avenida Paralela. En su lugar, colectivos artísticos pintaron uno nuevo con la frase “El arte no se calla”. Los colectivos expresaron en un comunicado: “No permitiremos que el gris del olvido intente borrar la fuerza y el mensaje de esta obra. ‘Nos están matando’ regresa a los muros no como un simple acto de restauración, sino como una reafirmación de nuestra resistencia y compromiso con la libertad creativa”.
La controversia trasciende lo local. Los murales borrados y restaurados se han convertido en símbolos de una lucha más amplia por la verdad, la memoria y la justicia en un país que aún busca cerrar las heridas de su pasado reciente. Para Rafael Núñez y otros artífices de estas expresiones urbanas, el arte es un medio de construcción democrática y de denuncia, no un simple elemento decorativo.
El arte como resistencia
El mural desaparecido de la Terminal del Norte deja un mensaje que no se puede borrar: las voces que claman por memoria y justicia seguirán encontrando maneras de expresarse. En una ciudad marcada por las tensiones entre el pasado y el presente, cada pincelada en los muros se convierte en un testimonio de resistencia y un recordatorio de que el arte no solo embellece, también incomoda y transforma.
2 Comentarios
A Federico Gutierrez se le olvida algo. La forma de medir lo que es arte, lo que es cultura, lo que es política y como medirlo. Me da la sensación que sangra por la herida y que se siente directamente aludido y esta ardido.
ResponderBorrarEs lo más estúpido que pudo haber hecho el alcalde Fico. Con esa decisión de borrar el mensaje, no limpió la ciudad, ni le dió orden, le dió mucha más fuerza al mensaje y su contenido...Si lo que quiso fue callar una verdad a voces, que se ha repetido durante años, lo que hizo fue subirle el volumen a la denuncia y visibilizar aún más, lo sucedido en la operación Orion. Esa es la derecha en el país...con "limpieza" cree callar la barbarie y la voz de la gente. Lo mejor de la información, es ese último párrafo.
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