La calificadora de riesgo Fitch Ratings ha decidido mantener la calificación soberana de Colombia en BB+ con perspectiva estable, un nivel que aún se encuentra por debajo del grado de inversión perdido en 2021. A pesar de esta calificación, la firma destacó los "fundamentos crediticios estables" " que posee el país, resaltando la estabilidad macroeconómica y financiera que ha logrado consolidar a lo largo de los años. En particular, Fitch subrayó el desempeño del Banco de la República, cuyo enfoque independiente y régimen de metas de inflación, así como la libre flotación de la moneda, han sido factores clave en la consolidación de la estabilidad económica de Colombia en los últimos años. La implementación de políticas que fomentan la inversión extranjera directa y la gestión prudente de las reservas internacionales han ayudado a mejorar la posición externa del país, permitiéndole enfrentar choques globales con una mayor capacidad de respuesta. Sin embargo, el desafío continúa siendo equilibrar estos logros con la necesidad de abordar las preocupaciones fiscales internas, especialmente en cuanto a la deuda pública y el déficit, para asegurar un crecimiento social.
Fitch resalta que el país mantiene una
trayectoria de estabilidad macroeconómica, respaldada por un banco central
independiente, con un régimen de metas de inflación y una moneda de libre
flotación. Además, a lo largo de 2024, el Banco de la República ha logrado
acumular reservas cercanas a los US$3.000 millones, lo que fortalece la posición
externa del país. Un apoyo adicional ha llegado del Fondo Monetario
Internacional (FMI), que en abril de 2024 aprobó una nueva línea flexible de
dos años por US$8.100 millones, brindando al país una mayor capacidad.
Además, la calificación de Fitch resalta
el respaldo del país por parte de instituciones internacionales. En abril de
2024, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó una línea flexible por
US$8.100 millones, lo que otorga a Colombia una mayor capacidad para enfrentar
choques externos y mantener la estabilidad económica. Esta línea de crédito
proporciona un respaldo crucial en caso de fluctuaciones inesperadas en los
mercados globales, fortaleciendo la posición financiera del país y aumentando
la confianza de los inversores internacionales en su capacidad para gestionar.
A pesar de los desafíos, la Inversión
Extranjera Directa (IED) ha demostrado una mayor resiliencia, alcanzando un
4,4% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto refleja la confianza de los
inversionistas en la estabilidad y el potencial de crecimiento de Colombia, a
pesar de las incertidumbres políticas y económicas. Se espera que esta
tendencia continúe, con una proyección de descenso en la inflación a un 5,3% al
final de 2024 y un 3% hacia 2025, lo que podría mejorar aún más el entorno
económico y fortalecer la capacidad del país para atraer inversiones. a largo
plazo.
Con respecto a la política monetaria,
Fitch anticipa recortes adicionales en los tipos de interés, lo que podría llevar
la tasa de intervención a un 6,5% a finales de 2025. Esta reducción en las
tasas busca estimular el crecimiento económico y reducir la inflación, al
tiempo que mejoran las condiciones de financiamiento para los consumidores y
las empresas. Sin embargo, estos recortes deberán equilibrarse con la necesidad
de mantener la estabilidad fiscal y evitar un aumento excesivo de la deuda
pública, lo que podría generar presiones inflacionarias a largo plazo si no se
maneja adecuadamente el equilibrio entre el crecimiento económico y el control
de la deuda. Aunque los recortes en los tipos de interés son una medida para
impulsar la inversión y el consumo, es crucial que el gobierno y el Banco de la
República mantengan una vigilancia constante sobre los riesgos macroeconómicos,
para evitar que un estímulo excesivo en la economía termine desbordando. los
objetivos de inflación y afectando la estabilidad.
Sin embargo, las calificaciones soberanas de
Colombia están limitadas por varios factores. Entre los principales desafíos,
Fitch mencionó los elevados déficits fiscales y las inciertas perspectivas de
consolidación fiscal necesarias para estabilizar la relación deuda/PIB. También
hizo hincapié en la alta carga de intereses que enfrenta el país, sumado a su
elevada dependencia de las materias primas.
Fitch proyecta que el déficit del Gobierno Central
alcanzará el 5,6% del PIB en 2024, un aumento significativo desde el 4,3%
registrado en 2023, debido al bajo desempeño de los ingresos fiscales este año.
Frente a esta situación, el Gobierno colombiano ha anunciado ajustes del gasto
de casi el 2% del PIB, lo que incluye una subejecución de proyectos de
infraestructura pública. De hecho, el Ministerio de Hacienda ha proyectado
recortes en el presupuesto hasta por $33 billones, lo que presenta riesgos a la
baja para los pronósticos fiscales de Fitch para el cierre de año. Esta
situación genera incertidumbre, ya que el gobierno deberá implementar medidas
adicionales de ajuste fiscal para cumplir con las metas establecidas, lo que
podría afectar aún más el crecimiento económico en el corto plazo. A pesar de
los esfuerzos por reducir el gasto y optimizar los recursos, el pronóstico
sigue siendo un desafío, especialmente si los ingresos fiscales continúan
siendo inferiores a lo esperado.
El panorama de deuda también se mantiene
complicado. Fitch proyecta que la deuda consolidada del Gobierno aumentará a
58,9% del PIB en 2026, frente al 56,3% que se espera para 2024. Este aumento
está por encima de la mediana proyectada para calificaciones 'BB', que se sitúa
en 54,5%. Además, la relación entre los intereses y los ingresos del Gobierno
aumentará a 14,6% en 2024, lo que es considerablemente más alto que la mediana
de países con calificación BB.
La reforma tributaria, que incrementa las transferencias a municipios y departamentos, intensificará las rigideces presupuestarias ya significativas en el mediano plazo. Estimadas en más del 80%, estas rigideces limitan la capacidad del gobierno para ajustar sus gastos según las necesidades cambiantes de la economía, lo que podría generar dificultades para implementar políticas fiscales flexibles y responder a posibles crisis o emergencias. Aunque esta reforma no tiene un impacto inmediato en el corto plazo, sus efectos podrían profundizarse a medida que los gobiernos locales se enfrenten.
A pesar de estos retos fiscales, Fitch proyecta que
el crecimiento económico de Colombia para 2024 se ubicará en 1,8%, con una
recuperación más pronunciada de 2,8% en 2025, gracias a una política monetaria
menos restrictiva. Se espera que para 2026, el país retome una tendencia de
crecimiento más robusta, con un pronóstico de expansión que se espera
alcance 2,8% en 2025.
Aunque Colombia ha logrado mantener una calificación soberana estable a pesar de los desafíos, la calificación BB+ sigue reflejando la necesidad de avanzar en la consolidación fiscal y reducir la dependencia de las materias primas para asegurar una fuente estable de ingresos, lo que sigue siendo una preocupación para la sostenibilidad fiscal a largo plazo. La alta dependencia de los precios internacionales de commodities pone a Colombia en una situación vulnerable ante fluctuaciones en los mercados globales, lo que podría afectar tanto la estabilidad de sus finanzas públicas como el crecimiento económico sostenido. La diversificación de la economía y la reducción de esta dependencia son tareas clave para garantizar una mayor resiliencia frente a posibles choques externos, como la volatilidad de los precios de las materias primas o las fluctuaciones económicas globales. Para lograrlo, es fundamental que el país implemente políticas económicas que promuevan la diversificación de sectores productivos, el fortalecimiento de la industria nacional y la mejora en la infraestructura, lo que permitiría reducir la vulnerabilidad de la economía colombiana.
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