En un giro impactante para Ecuador, el asesinato a plena luz del día de uno de los fiscales anticorrupción más destacados del país ha sumido al Gobierno de Daniel Noboa en un desconcierto palpable. Este crimen, que evidencia la pérdida total de respeto hacia las instituciones legalmente constituidas, ha sacudido los cimientos de la nación sudamericana en plena guerra contra el crimen organizado.
Aunque en los últimos tres días se había logrado calmar momentáneamente la situación en Ecuador, con el control parcial de la violencia y la vuelta a la normalidad en algunas áreas, el asesinato a sangre fría de César Suárez, conocido fiscal anticorrupción, ha dejado perplejas a las autoridades. Suárez, incansable y considerado incorruptible, fue blanco de más de 20 balazos cuando se dirigía a un juzgado en Guayaquil.
El gobierno de Noboa, que previamente había logrado cierto grado de estabilidad en el país, se ve ahora desafiado por las bandas criminales, que muestran audacia al golpear a las principales estructuras del Estado. La mafia, que ya había asesinado a Fernando Villavicencio, un candidato presidencial vinculado a investigaciones sobre nexos entre bandas y política, ha elevado la apuesta al atacar a figuras clave como Suárez.
El fiscal Suárez, reconocido por sus investigaciones incisivas, estaba detrás de casos que exponían la corrupción en la judicatura y la venta ilegal de material médico durante la pandemia. Su muerte, que recuerda a los métodos mafiosos de décadas pasadas en Italia o a la violencia actual en México, destapa la infiltración del crimen organizado en el corazón del sistema ecuatoriano.
Las autoridades, lideradas por la fiscal general Diana Salazar, han condenado enérgicamente el asesinato y prometen redoblar los esfuerzos para combatir el crimen. Sin embargo, las amenazas y el clima de terror persisten, afectando incluso a figuras prominentes como Salazar. El ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, vincula el crimen a los operativos contra el crimen organizado desplegados en todo el país, en el contexto de la conmoción interna decretada por Noboa.
A pesar de los informes diarios del Gobierno sobre los resultados de la ofensiva, la muerte del fiscal Suárez ha ensombrecido el éxito aparente de la estrategia. El crimen organizado, que ha consolidado su poder en Ecuador aliándose con carteles de drogas mexicanos, desafía abiertamente al Estado, poniendo a prueba la capacidad del Gobierno para mantener el orden y la seguridad en el país
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