El presidente Bukele se enorgulleció de un logro que su administración anunció en mayo pasado: 365 días sin homicidios, aunque esta cifra no puede ser verificada de manera independiente debido a la reserva de datos impuesta por el gobierno salvadoreño. A pesar de las críticas y el escepticismo, Bukele defendió estos resultados, afirmando que "somos un referente de seguridad y nadie lo puede poner en duda: ahí están los resultados".
Sin embargo, el presidente también reconoció que su enfoque en la seguridad y los cambios implementados han enfrentado críticas y ataques. Según Bukele, "algunos países, medios de comunicación y expertos" han llevado a cabo un "ataque sistemático" contra sus políticas de seguridad. Además, el mandatario enfatizó que si no hubieran tomado medidas drásticas en el sistema de justicia, El Salvador seguiría siendo conocido como la "capital mundial de los asesinatos".
La sorpresa llegó cuando Bukele anunció la intención de El Salvador de alejarse del multilateralismo tradicional y explorar un nuevo camino hacia su desarrollo. Aunque no detalló completamente su visión, hizo referencia a un futuro en el que las personas puedan seguir sus pasiones y talentos, citando a Confucio y Goethe para respaldar su filosofía. Bukele declaró que la economía debería ser un medio y no un fin, y que su país buscará construir oportunidades y fomentar el criterio de su población para utilizarlas.
El presidente cerró su discurso con un llamado a las personas de todo el mundo que compartan esta visión y crean en el potencial humano. "Dios ya decidió si seremos exitosos", afirmó Bukele, prometiendo esfuerzos continuos para alcanzar este destino.
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