Migración en América Latina
Recientemente se presentó el informe “¿Cómo les va a los migrantes en América Latina y el Caribe?”, realizado por el BID, la OCDE y el PNUD. Ana María Ibáñez, vicepresidenta de sectores del BID, aseguró que el proceso migratorio en la región es el “más grande la historia no solo por la cantidad sino por el corto tiempo en el que se da”.
Según se destacó en la presentación, los resultados demostraron muchas diferencias según el caso de los países de acogida y de salida. Es difícil encontrar tendencias generales, explicaron los expertos.
Entre 2010 y 2020 la cantidad de migrantes pasó de 5,5 millones a 11,9 millones de personas. En Colombia, el país que recibió la mayor cantidad de migrantes venezolanos, la participación de los inmigrantes aumentó cerca de diez veces durante la última década (partió de un nivel del 0,3% y alcanzó un 3,7 %), dice el estudio.
Los venezolanos representan cerca del 30 % del total de extranjeros que viven en los 13 países analizados.
Los países con mayor proporciones de inmigrantes son Costa Rica (10,2%) y Chile (8,6%). Los países con las menores proporciones de inmigrantes son Brasil y México, donde menos del 1% de la población es extranjera.
También se midió el tiempo de permanencia de los migrantes y se considera “asentados” a quienes tienen más de cinco años viviendo en ese país de destino. “Argentina, Paraguay y Uruguay albergan a las mayores proporciones de inmigrantes asentados: más de dos tercios de los extranjeros han vivido cinco años o más en el país”, dice el estudio. En Argentina casi el 90% son migrantes de largo plazo. Donde recibieron más venezolanos tienen las menores tasas de migrantes de largo plazo: Colombia (solo 25% están asentados), Perú (33%) y Chile (44%).
La mayoría de los migrantes se ubican en las áreas urbanas, según el análisis de 10 países donde hay datos disponibles al respecto. Incluso su representación en las ciudades es mayor en términos porcentuales que los nativos: 81% versus 70%.
El estudio también muestra que la mayoría de los migrantes son jóvenes, lo que alivia las presiones demográficas de muchos países de acogida. La población en edad de trabajar es mayor entre los extranjeros que entre los nativos en el promedio de los países analizados: 72% versus 65%.
“Los extranjeros se concentran en el grupo etario de la población activa que está en su edad de máxima actividad laboral (entre 25 y 54 años): las mayores participaciones corresponden a las personas de entre 25 y 39 años (más del 30 %), seguidos por quienes tienen entre 40 y 54 años (cerca del 20 %)”, explica el estudio.
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