Gabriel Boric fue derrotado en la asamblea constituyente por la ultraderecha de ese país. El efecto lo siente Gustavo Petro. Polémica.
La asamblea constituyente de Chile quedó dominada por el Partido Republicano, colectividad de ultraderecha conservadora. FOTO GETTY
El dominio de la ultraderecha conservadora de Chile en la asamblea constituyente, que venció este domingo en las urnas al presidente Gabriel Boric, es un campanazo para las izquierdas latinoamericanas –como la que encarna Gustavo Petro en Colombia– que sentían que los estallidos sociales en los que varias de ellas se auparon para subir al poder las mantendría fortalecidas durante sus mandatos.
De hecho, lo que pasó en Chile es una vuelta de 180 grados en tan solo año y medio, pues cuando Boric ganó la silla del Palacio de La Moneda –en los comicios presidenciales del 2021–, haciendo campaña con la protesta social que se movilizó durante 24 meses en varias ciudades, derrotó al exdiputado José Antonio Kast por cerca de un millón de votos. Y ese último era el coco de la derecha.
Pero con los resultados finales de las votaciones de este domingo, que reconfiguró el cuadro de quienes escribirán la nueva Constitución de Chile –para reemplazar la que dejó el dictador Augusto Pinochet–, el ganador fue Kast. En efecto, el Partido Republicano, que siempre se opuso al cambio constitucional, fue el más votado de la jornada con el 35% de los sufragios y el dominio de 22 escaños, de acuerdo con el Servicio Electoral (Servel).
Pero el avance conservador se incrementa si se suma la votación que obtuvo la derecha tradicional, de un 21%, y 11 consejeros.
Por su parte, la coalición de izquierda que apoya el presidente Boric alcanzó el 29% de los apoyos y logró 17 representantes.
“Esto es mucho más de lo que cualquier pronóstico había esperado”, le dijo a la AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, sobre la representación que alcanzó la derecha ultraconservadora.
Tras el rechazo de un primer texto en septiembre, impulsado por el gobierno y sus aliados, los chilenos se inclinaron esta vez por las fuerzas conservadoras, en un nuevo intento por renovar las bases constitucionales luego del violento estallido social de 2019, que dejó ver una sociedad desigual y fracturada.
El consejo elegido este domingo recibirá, para su revisión y ajustes, un proyecto elaborado previamente por expertos con 12 principios esenciales que no podrán ser modificados. Uno de ellos, por ejemplo, el que consagra a Chile como una economía de mercado con participación estatal y privada.
“No solo nos han elegido por nuestras ideas, sino también por nuestro compromiso y coherencia, y por nuestra conexión con los problemas del día a día. Han triunfado las ideas del sentido común”, dijo Kast, de 57 años.
El consejo constituyente, que sesionará desde junio, deberá entregar el proyecto de Carta Política para ser sometida a un plebiscito ratificatorio el 17 de diciembre.
Entre tanto, las colectividades tradicionales de la izquierda chilena, como el Partido Radical, la Democracia Cristiana o el Partido por la Democracia –que dominaron la escena política tras el retorno a la democracia después de Pinochet (1973-1990)– quedaron fuera del Consejo. El populista Partido de la Gente tampoco consiguió ningún escaño.
El mapuche Alihuen Antileo consiguió un cupo supranumerario indígena, por lo que el consejo quedó compuesto en total por 51 miembros. En el anterior proceso, con escaños reservados, los indígenas alcanzaron el 11% de la Asamblea, con 17 representantes (de 155 miembros).
Pero con 22 consejeros, el Partido Republicano, que se opone al aborto y tiene un discurso contra los migrantes, “no necesita negociar con nadie, pueden escribir la Constitución que quiera” y “tiene poder de vetar cualquier modificación”, agregó Claudia Heiss.
El avance de esta fuerza política “es muy parecido a un fenómeno que está ocurriendo en otros países del mundo, con el auge de partidos de derecha, que se llaman a sí mismos sin corrección política, sin miedo y sin vacilaciones”, explicó Miguel Ángel Fernández, de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
Todo esto demuestra que por más calle que quieran mostrar los mandatarios de izquierda, como Boric y Petro, las sociedades prefieren la estabilidad y el debate argumentado para modificar sus estamentos. La duda es si, tras lo ocurrido en Chile, en Colombia quieren tomar nota.
“No supimos escucharnos entre los que pensábamos distinto”: Gabriel Boric
Tras esta dura derrota, el presidente de Chile, Gabriel Boric, aseguró que “volvemos a tener la oportunidad de construir con diálogo y encuentro una nueva Carta Magna”. Por eso, invitó a los constituyentes electos a actuar “con sabiduría y templanza” y les pidió evitar cometer los mismos errores que hicieron fracasar el primer intento de cambio constitucional a partir de una Asamblea Constituyente dominada esa vez por la izquierda. “El proceso anterior fracasó, entre otras cosas, porque no supimos escucharnos entre los que pensábamos distinto”, afirmó el mandatario, que llamó a construir un nuevo proceso sin “vendettas”. El borrador de esa nueva Constitución fue rechazado por un 62% de los votos en un referéndum realizado el 4 de septiembre del año pasado.
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