A pesar de las alertas, Emvarias entrega millonario contrato a empresa asociada a un catalán que le habla al oído a Petro.
Pocos temas han despertado en los últimos meses tanto entusiasmo en el alcalde Daniel Quintero como el polémico proyecto piloto de “cargue lateral” para la recolección de basuras con el que Emvarias comprometerá más de 251.000 millones de pesos.
Sin embargo, la emoción de Quintero y el gerente de la empresa, Carlos Borja, no ha estado acompañada de claridad. Desde que EL COLOMBIANO advirtió sobre la firma de este piloto en marzo, las dudas han incrementado. El proyecto, en síntesis, consiste en el arrendamiento de unos camiones recolectores que recogen las basuras directamente desde los contenedores, a diferencia del modelo actual de cargue trasero. Se trata de un modelo que necesitaría un cambio en la disposición de los residuos en los mismos barrios. Un cambio de forma y de cultura.
Lo que Emvarias no ha logrado responder convincentemente a pesar de los reiterados cuestionamientos es cuál es el afán en sacar adelante un piloto que, según diferentes fuentes al interior de la empresa, es absolutamente inviable porque carece de soporte técnico, puede llevar a la quiebra a la entidad, desencadenar aumentos en la tarifa que paga el usuario y que aparece como un gasto inoficioso cuando Emvarias tiene otras prioridades.
Con esos interrogantes sin despejar surge un nombre que puede resultar interesante para tratar de entender lo que ocurre con este millonario proyecto: Manuel Grau, un empresario catalán que le habla al oído al presidente Gustavo Petro, tanto así que lo acompañó en Florencia, Italia, en junio de 2022, cuando el alcalde Quintero viajó hasta allí a reunirse con el presidente electo, tal como también lo hicieron César Gaviria y Carlos Andrés Trujillo.
Grau, que recibió la nacionalidad colombiana de manera exprés y se la ha visto en viajes oficiales junto a la primera dama Verónica Alcocer, es socio de la firma Barcelona Export Group, cuya filial en Colombia es la empresa Themac, la única firma que ofertó para quedarse con el piloto de Emvarias para el cual la empresa lanzó solicitud privada de ofertas e invitó a cinco compañías.
Desde el principio, Emvarias bailó al son que le puso Themac. En agosto 2022 el gerente Carlos Borja fue a la Junta Directiva de Emvarias a pedir a $135.383 millones de vigencias futuras excepcionales por un plazo de siete años. Pero luego fue por más.
Al vencerse el plazo para que las empresas invitadas entregaran su oferta solo llegó la de Themac por $251.076 millones más IVA, así que Borja fue nuevamente a la Junta a pedir más vigencias futuras excepcionales y esta se lo aprobó.
En los consejos de gobierno que preside el alcalde los lunes, se hizo habitual ver a Quintero alardeando sobre este proyecto y preguntándole a Borja cuándo llegaban los carros, cuándo arrancaba el piloto, que por cierto solo se ejecutará en las comunas Laureles y La Candelaria, quiere decir que impactará menos del 20% de la ciudad.
Las preocupaciones por este piloto no se limitan solamente al tema de la crisis de las basuras en Medellín y al hecho de que las estrategias implementadas por Emvarias, como la tercera frecuencia, la recolección nocturna y la recolección gratuita de escombros siguen sin cuajar totalmente y ahora se le pueda sumar el riesgo de que el bolsillo de los usuarios asuman eventualmente los desbarajustes del ensayo a siete años que quiere hacer Emvarias.
El tema es pertinente también en la discusión más álgida que tiene la ciudad por estos días. Para el ciudadano de a pie puede resultar cuando menos curioso que la misma administración distrital que está arrinconando al Concejo para que apruebe $300.000 millones de transferencias adicionales de EPM a una alcaldía en crisis presupuestal, sea la misma que con extraño desespero comprometió $251.000 millones en un proyecto de baja prioridad y de alta incertidumbre.
Empleados y directivos de Emvarias y EPM le están pidiendo a la Procuraduría General que abra investigación para que solicite las actas desde junio de 2022 y revise cómo se dio la discusión de este proyecto por parte de los integrantes de la Junta, como sujetos disciplinables que son.
Quedan en el aire interrogantes como el que lanzó el concejal Luis Bernardo Vélez hace un mes: ¿Cuál es el interés de dejar amarrados miles de millones de recursos públicos en el cargue lateral a siete meses de salir de la Alcaldía?
La otra gran duda que Borja y Quintero evaden una y otra vez es por qué se empecinaron en un proyecto poco prioritario y dejaron de lado la Estación de Transferencia para restarle presión al relleno La Pradera, un proyecto que sí es fundamental en el futuro inmediato del aseo y saneamiento de la ciudad, que Quintero incluyó en su plan de desarrollo y que tiene un avance del cero por ciento.
El piloto de cargue lateral tiene un ingrediente adicional que es el empresario amigo de Petro. Pero en la discusión de fondo hay algo más inquietante y es lo que parece ser un marcado interés de esta administración por priorizar millonarios negocios con el servicio de saneamiento, aseo y recolección de basuras en detrimento del bienestar de la ciudadanía.
La actual gerencia de Emvarias no se ha molestado en ocultar su interés en que el nuevo vaso llamado Piñuela, con el que se ampliará la vida útil del relleno sanitario La Pradera sea construido y operado por un privado, algo que jamás había pasado aquí y que en el país tiene antecedentes devastadores. Ahí está el caso de Bogotá, donde la decisión de entregarle a un privado la operación del relleno Doña Juana le causó millonarias pérdidas al Distrito y un deterioro ambiental y en saneamiento que fueron en detrimento de la calidad de vida de los bogotanos.
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