Un pan para sus nietos, eso es lo que logra comprar
con su jubilación una venezolana que dedicó 20 años de su vida al mercado
laboral de su país. Actualmente, los jubilados que han emigrado a algún país
del mundo no reciben su derecho económico, el cual debería ayudarles a mantenerse
en su país receptor, y quienes lo reciben no lo utilizan para su
sustento diario
Pese a que los jubilados dedicaron décadas de sus
vidas para poder sustentarse, la realidad de los que dejaron su país es que
viven bajo la dependencia de sus familiares, puesto que llevan años sin
recibir su dinero; y quienes aún logran cobrarlo se encuentran con la decepción
de que no pueden costear sus necesidades básicas.
A través del Centro Nacional de Comercio
Exterior (Cencoex), que anteriormente era la Comisión Nacional de
Administración de Divisas (Cadivi), los jubilados migrantes podían
realizar una solicitud para cobrar a través de una cuenta bancaria de
su país receptor.
Para solicitar el pago de sus jubilaciones a una
cuenta extranjera por medio del ente, debían rellenar una planilla que otorgaba
Cencoex llamada 6660-01. Junto a la misma, los jubilados debían consignar
una serie de documentos para luego esperar la aprobación de la transferencia de
sus jubilaciones.
Entre los documentos solicitados estaban la copia de
la cédula de identidad, fe de vida, certificado de residencia, copia de la visa
o en su defecto del pasaporte,
movimientos migratorios emitido por el Servicio Administrativo de Inmigración,
Migración y Extranjería (Saime) y copia del DNI del país donde residía.
Años
sin respuestas
Pese a que los jubilados migrantes podían optar a un
proceso para cobrar su dinero desde el extranjero, en 2016 la
opción Casos Especiales: Jubilados y Pensionados fue eliminada del
sitio web de Cencoex. Se dejó de depositar en las cuentas bancarias del
extranjero y nunca se les proporcionó a los jubilados migrantes una razón de
por qué ocurrió esto. Actualmente las asociaciones de jubilados venezolanos en todo
el mundo siguen clamando por una respuesta y una solución, exigiendo sus
derechos tras décadas de trabajo en su país.
Brenda Garrido, vicepresidenta de la Asociación
de Pensionados y Jubilados Venezolanos en Estados Unidos (Apjveeuu), contó
a El Pitazo que en 2017 comenzaron a buscar una manera de ayudar a
sus paisanos en el país norteamericano, puesto que llevan desde 2016 sin
recibir el pago de sus jubilaciones.
“Es difícil decir cuántos jubilados y pensionados
venezolanos hay en Estados Unidos, pero nosotros llevamos un registro de 30.000
personas que van desde los 55 a los 90 años de edad (…) Algunos
son ya ciudadanos americanos, otros son asilados y algunos no tienen si quiera
un estatus migratorio”, contó.
Garrido comentó que Carlos Vecchio, embajador del
gobierno interino de Juan Guaidó en EE. UU., se ofreció a fungir como
intermediario entre los entes venezolanos y la asociación, luego de conocer la
situación las jubilaciones.
“Hemos enviado cartas al Departamento de Estado de los
Estados Unidos, al Departamento del Tesoro y a instancias que manejan recursos
bajo la administración de Nicolás Maduro (…) Estamos exponiendo nuestro casos,
ya los pensionados y jubilados no pueden esperar, son personas mayores y
enfermas que no tienen recursos ni a alguien a quien acudir”.
La vicepresidenta de la asociación cuenta que pese a
que muchos llegaron a Estados Unidos con la posibilidad de seguir trabajando,
otros no logran conseguir un empleo debido a su edad y se han visto rodeados
de deudas. “Muchas personas tienen problemas de salud, van a un hospital,
son atendidos, pero les queda una enorme deuda”.
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