Panamá
reforzó el viernes la seguridad en la selvática frontera con Colombia anticipándose
a que seguirá la migración irregular y en un esfuerzo por detectar posibles
integrantes de agrupaciones terroristas y narcotraficantes.
El
ministro de Seguridad, Juan Pino, dijo que habrá más equipamiento -como
helicópteros donados por Estados Unidos- y que el plan que se extenderá todo el
año y se concentrará en al menos cuatro puntos estratégicos de la región del
Darién.
No es
la primera vez que se anuncia un reforzamiento en la frontera pero esta vez
tiene lugar luego de que el país recibiera la mayor ola de migrantes por el
Darién.
La
cartera de Seguridad organizó un viaje con periodistas para dar detalles de la
nueva campaña que busca tener una mayor presencia en la porosa frontera y que
además del tema migratorio también intenta combatir la tala de árboles y la
minería de oro clandestina, así como el tráfico de drogas.
“Panamá
tiene que tomar sus medidas anticipadas ya que en el año 2021 han tenido que
transitar 134.000 migrantes, este año ya llevamos más de 5.000 migrantes”, dijo
Pino. Destacó que en lo que va del año han sido detectado 10 extranjeros con
alertas de seguridad internacional de los cuales uno tiene nexos terroristas.
No ofreció más detalles. “Tenemos que ser bien responsables de esas personas
que transitan por nuestro territorio, parte de esa responsabilidad es reforzar
lo que es la seguridad fronteriza”, dijo el ministro.
El
funcionario explicó que la campaña de reforzamiento se desarrollará en la
inhóspita provincia de Darién y la contigua comarca indígena Guna Yala, ambas
fronterizas con Colombia, así como en la Costa del Caribe y la del Pacífico.
Destacó que entre los objetivos figura asegurar los esfuerzos que realiza
Panamá por mantener un flujo controlado de migrantes garantizando la vida de
los extranjeros que se encuentra en suelo panameño.
Panamá
hizo un llamado urgente el año pasado a los países involucrados en este flujo
migratorio a establecer medidas para un tránsito más controlado, que finalmente
no se logró por la avalancha de migrantes que cruzaron, principalmente haitianos.
Panamá se vio desbordada y debió desembolsar 45 millones de dólares para
atender la crisis.
Las
autoridades informaron la semana pasada que el tránsito irregular de haitianos
por la selvática frontera colombo-panameña con destino a Estados Unidos se
redujo drásticamente en enero, mientras que el flujo de migrantes venezolanos
se incrementó y fue el grupo de extranjeros que más utilizó esa ruta para
seguir hacia el norte.
También
dijeron que los migrantes realizan ahora un trayecto marítimo por el Pacífico
desde el poblado colombiano de Juradó a la localidad de Jaqué en el Darién. Y
en el Caribe, desde Capurganá en Colombia hasta el remoto poblado indígena
panameño de La Miel y de allí a la selvática comunidad de Canaa Membrillo, en
lugar de cruzar a pie por el corazón del Tapón del Darién, un trayecto que para
decenas de extranjeros resultó mortal el año pasado.
“Vamos
con toda la fortaleza del Estado contra la intención de grupos insurgentes que
pretendan operar al margen de la ley... para controlar y administrar
territorios, rutas y poblaciones a fin de obtener bienes y servicios de forma
ilícita a través del tráfico de drogas, personas y armas además de la
explotación de nuestro recurso”, apuntó el ministro Pino.
La
campaña denominada “wana humaradá” en lengua indígena Emberá -uno de los tres
grupos originarios que habitan en la zona fronteriza con Colombia- y que en
español significa “vamos con todo”, es liderada por el Servicio Nacional de
Fronteras e incluye a otros estamentos de la Fuerza Pública y de Servicio
Nacional de Migración.
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