“Estamos
aquí para que nuestras hijas tengan un futuro”, dijo Karelis Mora. “Estamos
felices de poder llegar a pertenecer a este país”, agregó Mairenis Chirinos.
Las dos mujeres forman parte de un grupo de migrantes venezolanos con quienes
tuve el gusto de conversar en un reciente viaje a Colombia.
Me
hablaron de sus sueños de un futuro mejor y de cuánto anhelaban hacer de
Colombia su nuevo hogar bajo la iniciativa Estatuto
Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (EPTV), que brinda
a los venezolanos un estatus migratorio regular, y con el acceso a la
educación, salud, vivienda y oportunidades de empleo en igualdad de condiciones
que sus anfitriones colombianos. Esta medida, válida por 10 años, coloca a
Colombia entre los primeros países en adoptar un marco de políticas públicas
verdaderamente amplio para la inclusión de los migrantes.
Tal
como sugiere el título de este blog, este estatuto de protección temporal
ofrece un futuro de oportunidades para Colombia y la población venezolana que
acoge, la cual se ha visto obligada a dejar su país debido a la dura realidad
social y económica que allí existe.
El
Banco Mundial se enorgullece de apoyar esta iniciativa a través de un préstamo
de políticas para el desarrollo de 500 millones de dólares, el primero en su
tipo centrado exclusivamente en la migración transfronteriza y en políticas
públicas como el EPTV, que promueven la inclusión a largo plazo de las
poblaciones migrantes en lugar de una solución a corto plazo. Otro aspecto
clave de nuestro enfoque —en comparación con la forma en que se ha dado
respuesta tradicionalmente a las crisis migratorias y de refugio— es reconocer
la importancia de focalizar conjuntamente la asistencia humanitaria de
emergencia y medidas más sostenibles, de forma coherente y sistemática. Al
préstamo se suma una donación de 26,4 millones de dólares otorgada por el
Mecanismo Global de Financiamiento Concesional (GCFF, por sus siglas en
inglés).
Como
resultado, Colombia encabeza un cambio de paradigma en el enfoque mundial para los flujos
migratorios masivos, ofreciendo renovadas esperanzas a los
migrantes, contribuyendo a la aceleración económica del país, y aportando
valiosas enseñanzas para el resto de América Latina y el mundo.
No
olvidemos que siguen siendo millones los migrantes y refugiados venezolanos en
toda la región que enfrentan niveles dispares de integración en sus comunidades
de acogida, y que son varios los países receptores que podrían beneficiarse en
muchos aspectos de la experiencia colombiana.
Las
fronteras muchas veces nos recuerdan imágenes de alambres de púas, centros de
detención arbitrarios y fuerzas de seguridad indiferentes. Al aportar algunas
de las soluciones más progresivas, innovadoras e integrales del mundo a la
migración masiva, el Gobierno colombiano, en lugar de ver el éxodo venezolano
como una amenaza, considera a este fenómeno como una oportunidad.
A corto
plazo, esto podría significar un mayor gasto por parte del Estado de alrededor
de medio punto porcentual del PIB al año. Sin embargo, a medida que los
venezolanos son regularizados e ingresan a la fuerza laboral, el crecimiento
económico podría experimentar un impulso de casi un punto porcentual en el
mediano a largo plazo.
En
otras palabras, por cada dólar que Colombia invierte en la integración de sus
migrantes puede obtener hasta dos dólares de beneficio para la sociedad.
No
obstante, es evidente que existen retos significativos.
Algunos
son económicos, dada la incertidumbre persistente en torno a los efectos a
largo plazo de la pandemia de la covid-19. También hay retos políticos: como en
muchas otras partes del mundo y la región, algunos líderes de opinión han
estado jugando con los temores infundados de los locales respecto a la pérdida
de puestos de trabajo o un aumento de la criminalidad.
Por
suerte, ha prevalecido la sensatez. No olvidemos que, durante muchos años desde
mediados del siglo pasado, Venezuela acogió a un gran número de migrantes
colombianos, cuando disfrutó de un auge petrolero que creó muchas oportunidades
de trabajo.
Colombia
merece con creces el apoyo del mundo en sus esfuerzos por integrar a los
migrantes venezolanos. El éxito de esta iniciativa loable le permitiría a un
país de ingreso medio dar un brillante ejemplo de significancia verdaderamente
mundial.
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